Las sociedades para el Estudio de la Obesidad, de Endocrinología y Nutrición y de Medicina Interna han elaborado la guía “Recomendaciones para los medios de comunicación sobre cómo informar de la obesidad”. El objetivo es evitar algunos estigmas y errores que se cometen frecuentemente en las informaciones ofrecidas por algunos periodistas.

Los medios de comunicación juegan un papel clave en la percepción de los ciudadanos sobre la obesidad, su prevalencia y su tratamiento. En algunas ocasiones, la prensa ofrece una información incorrecta y/o que incluye un lenguaje inapropiado, lo que no sólo puede arrojar una visión errónea sobre la obesidad, sino que también puede perpetuar o incrementar el estigma social que acarrea esta enfermedad.

Este documento, que supone una actualización de intentos previos llevados a cabo en este ámbito por estas sociedades científicas, señala que “la forma en laque se presenta la información sobre la obesidad puede tener un impacto significativo en la percepción pública de esta enfermedad y en la forma que son percibidas y tratadas las personas que la padecen”. Partiendo de esta realidad, “los medios de comunicación tienen la oportunidad de desempeñar un papel positivo en cómo se aborda y percibe la obesidad en la sociedad. Al presentar información precisa, equilibrada y respetuosa sobre la obesidad pueden contribuir a cambiar las percepciones y reducir el estigma asociado con esta enfermedad”.

Desde la SEEDO, SEEN y SEMI se considera que, en muchas ocasiones, a las personas con exceso de peso (tengan sobrepeso u obesidad) se las muestra de manera negativa y poco respetuosa en los medios de comunicación, “cuyas informaciones sobre las causas y las soluciones de la obesidad pueden reforzar tal estigma”. Estas descripciones perpetúan los estereotipos negativos relacionados con el peso y contribuyen a la discriminación y los prejuicios generalizados que las personas afectadas por esta enfermedad sufren en su vida cotidiana.

Por ello, desde estas sociedades científicas se anima a promover una representación más precisa, equilibrada y respetuosa de las personas con obesidad. Esto incluye desafiar los estereotipos negativos, promover la inclusión y la diversidad, y fomentar la empatía y la comprensión hacia las personas afectadas.

Además de indicar algunas formas útiles de presentar la información relacionada con sobrepeso/obesidad, en la guía se incluye información esencial sobre la prevalencia de esta enfermedad, su diagnóstico y clasificación, factores de riesgo y también sobre los recursos actuales de abordaje. Igualmente, se exponen y contrastan con la realidad algunos mitos frecuentes acerca del sobrepeso y la obesidad.

Como prácticas a evitar, se señalan algunos aspectos fundamentales:

– Mostrar imágenes de personas con exceso de peso u obesidad sin más fin que reírse de ellas o ridiculizarlas.

– Mostrar estereotipos relacionados con el peso (por ejemplo, vincular a las personas con obesidad con la pereza o la falta de voluntad).

– Hacer un énfasis innecesario o distorsionado en el peso corporal (las referencias
a este no deberían implicar suposiciones negativas sobre el carácter de una persona, su inteligencia, sus capacidades o su estilo de vida).

– Usar adjetivos o adverbios potencialmente negativos al describir a las personas con exceso de peso u obesidad, o un lenguaje que implique juicios morales o defectos de carácter.

– Centrarse únicamente en la estética o el peso corporal.

En cuanto a recomendaciones lingüísticas, aparte de indicar algunas orientaciones específicas, el principal consejo es que al describir a las personas con obesidad conviene utilizar un lenguaje que priorice a los individuos sobre su enfermedad o discapacidades: etiquetar a una persona por su enfermedad la deshumaniza, por lo que se propone, por ejemplo, adoptar el término de “personas con obesidad” en lugar de usar “personas obesas” o “gordas”.

Respecto al empleo de imágenes, se advierte que las fotografías y vídeos que generalmente aparecen en las noticias suelen mostrar a las personas con obesidad sin cabeza (de hombros hacia abajo), desde ángulos poco favorecedores (muestran solo el abdomen o la parte inferior del cuerpo) y/o realizando acciones estereotipadas (comiendo alimentos poco saludables o en actitud sedentaria). Según los expertos, “estas imágenes degradan y deshumanizan a tales personas, amplifican las percepciones negativas sobre ellas y simplifican en exceso la complejidad de la obesidad”.

La guía establece cinco recomendaciones generales que son fundamentales:

– Emplear un lenguaje apropiado y coherente, priorizando a las personas sobre su enfermedad.

– Lanzar un mensaje correcto, de forma que se identifique la obesidad con una enfermedad crónica y no con un problema estético.

– Usar imágenes adecuadas, de forma que se muestre a las personas con obesidad como tales, como personas, como “sujetos”, no como “objetos” definidos por la enfermedad.

– Rigor clínico. Por ejemplo, es preferible hablar del Índice de Masa Corporal (IMC) de las personas en vez de referirse a una obesidad “grave”, “mórbida” o utilizar el término “severa”.

– Ayuda y apoyo desde los medios de comunicación para animar a las personas con obesidad a hablar de la enfermedad con sus médicos.

Para acceder a la guía, pinche aquí.