Un estudio realizado por investigadores de las universidades del Sur de California y de Arizona (EEUU) señala que los adultos mayores de 60 años que pasan más tiempo realizando conductas sedentarias, tienen más riesgo de desarrollar demencia.

El trabajo demostró que el riesgo de demencia aumenta significativamente entre los adultos que pasan más de diez horas al día inactivos, un hallazgo notable si se tiene en cuenta que el estadounidense medio es sedentario durante unas 9,5 horas al día.

También reveló que la forma en que se acumula el sedentarismo a lo largo del día no importa tanto como el tiempo total que se pasa sentado cada día. Según David Raichlen, autor del estudio, el sedentarismo total se relaciona de forma similar con la demencia, ya sea en periodos prolongados de varias horas o de forma intermitente a lo largo del día.

El investigador explica que “muchos de nosotros estamos familiarizados con el consejo habitual de interrumpir los largos periodos de sedentarismo levantándonos cada 30 minutos aproximadamente para ponernos de pie o caminar. Queríamos ver si este tipo de pautas se asocian con el riesgo de demencia. Descubrimos que, una vez que se tiene en cuenta el tiempo total de sedentarismo, la duración de los periodos sedentarios individuales no importa realmente”.

Para llevar a cabo el análisis se utilizaron datos del Biobanco del Reino Unido, una base de datos a gran escala de participantes de todo el país, para investigar los posibles vínculos entre el comportamiento sedentario y el riesgo de demencia.

Más de 100.000 adultos accedieron a llevar acelerómetros, dispositivos de muñeca para medir el movimiento, durante 24 horas al día durante una semana. Los investigadores de las universidades del Sur de California y de Arizona se centraron en una muestra de aproximadamente 50.000 adultos mayores de 60 años que no tenían un diagnóstico de demencia al inicio.

Después, aplicaron un algoritmo de aprendizaje automático para analizar el gran conjunto de datos de lecturas del acelerómetro y clasificar los comportamientos en función de las distintas intensidades de actividad física.

El algoritmo fue capaz de discernir entre distintos tipos de actividad, como el comportamiento sedentario frente al sueño. Los datos del acelerómetro, combinados con técnicas informáticas avanzadas, proporcionaron una medida objetiva del tiempo dedicado a distintos tipos de conductas sedentarias.

Tras una media de seis años de seguimiento, los cienfíticos utilizaron los registros de pacientes hospitalizados y los datos del registro de defunciones para determinar el diagnóstico de demencia. Encontraron 414 casos positivos.

A continuación, el equipo ajustó su análisis estadístico en función de ciertos datos demográficos (por ejemplo, edad, sexo, nivel educativo, raza/etnia, enfermedades crónicas, genética) y características del estilo de vida (actividad física, dieta, consumo de tabaco y alcohol, salud mental declarada) que podrían afectar a la salud cerebral.

Aunque un alto nivel de sedentarismo se relacionó con un mayor riesgo de demencia, los investigadores descubrieron que había ciertos niveles de sedentarismo que no se asociaban con ella.

Gene Alexander, profesor de psicología y psiquiatría en el Instituto del Cerebro Evelyn F. McKnight de la Universidad de Arizona y el Centro de Investigación de la Enfermedad de Alzheimer de Arizona, indica que “nos sorprendió descubrir que el riesgo de demencia empieza a aumentar rápidamente a partir de las diez horas diarias de sedentarismo, independientemente de cómo se acumulara el tiempo de sedentarismo. Esto sugiere que es el tiempo total dedicado al sedentarismo lo que impulsó la relación entre el comportamiento sedentario y el riesgo de demencia, pero lo importante es que los niveles más bajos de comportamiento sedentario, hasta alrededor de diez horas, no se asociaron con un mayor riesgo”.

Raichlen concluye que “esto debería tranquilizar a quienes tenemos trabajos de oficina que implican periodos prolongados de sedentarismo, siempre que limitemos nuestro tiempo diario total de sedentarismo”.

Para acceder al estudio (de pago y en inglés), pinche aquí.